"Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor; siempre que te invocamos, nos oíste y nos llenaste de valor" (salmo 137) ... Padre eterno que das a mi vida razones para continuar, eres siempre misericordioso cuando te invoco y esperas mi regreso cuando me ausento. Sólo un amor como el tuyo puede ayudarme a levantar, sólo un amor que viene de tu corazón me ayuda a ser diferente cada día. Ven Señor en mi auxilio, llámame a tu presencia que calma tempestades, a tu presencia que abre el cielo, a esa presencia que ilumina la noche y hace de mi vida un lugar de encuentro contigo. Señor te confieso con todo mi ser, tu eres mi Señor, te confieso con la profundidad del amor, creo en un Dios que abre caminos para que mi pie no tropiece con las piedras, creo en un Dios que es capaz de abrir el mar para que pase, creo en un Dios que a sus hijos les da vida eterna y ese eres tu Padre, un Dios que hace maravillas, un Dios que escuchas y actúa a mi favor. Que mis labios te invoquen continuamente, Dame la convicción para hablar de aquello que construye mi felicidad, Estar de acuerdo contigo y no en tu contra, que comprenda que clamo a ti no porque necesito algo sino porque tu eres mi Padre, que siempre sea sincero en mi actuar para con los demás, y que por encima de todo siempre busque transformar todo desde el amor. Lléname de valor para cambiar y corregir de mi lo que me saca de tus manos, cuanto me llena del mundo y sobre todo aquello que me hace actuar como quien vive sin ti. Amén Que jamás falte la fe en tu vivir, porque Dios da a tu vida lo que confiesas con el corazón.