Rápidos latidos de corazón, dificultad para respirar y mareos sin motivo aparente. Todo esto lo sufren quienes tienen un ataque repentino de pánico, algo que ocurre sin previo aviso y fácilmente puede provocar un infarto. Quienes lo sufren, sienten que el corazón se les sale del pecho y una cuerda les ahoga por completo, sin dejarles opción para reaccionar.